La Esposa Trabajadora

Ella es fuerte y llena de energía y es muy trabajadora. – Proverbios 31:17 NTV

Volver al pasaje de Proverbios 31: 10-31 es inevitable al pensar en la mujer y el trabajo. La lectura de este pasaje bíblico contiene varias imágenes del trabajo de la mujer, que nos invitan a meditar en lo que es una mujer virtuosa. Podemos aprender muchísimo a través de este acróstico sobre la mujer virtuosa contenido en el capítulo final de Proverbios.

La esposa virtuosa descrita en Proverbios 31, es una mujer que está segura en su identidad y valor. Esa seguridad la capacita para trabajar de diferentes maneras, colaborando así en el sustento del hogar y manteniéndolo en orden. Ella no tiene temor a trabajar con sus manos (Proverbios 31:13) porque sabe que todo trabajo dirigido a cumplir el propósito de Dios es un trabajo digno.

Es como un barco mercante
    que trae su alimento de lejos. – Proverbios 31:14

En el versículo 14, se compara a la mujer virtuosa con un barco mercante. ¿Qué caracterizaba estas naves o barcos? Debían ser fuertes, durables y tener la capacidad de resistir las inclemencias del tiempo. Cuando llegaban al puerto, venían cargadas de bienes. En la Biblia se compara a la esposa con un tesoro (Proverbios 18:22 NTV), así que, debido a ello, podemos ser fuente de bien en nuestro hogar. Brindar a nuestra familia los tesoros (virtudes y capacidades) con los que Dios nos ha dotado. Resistir en medio de la adversidad es otra lección valiosa que aprendemos de la mujer virtuosa y que podemos también aplicar en nuestros hogares. Junto al esposo, resistir en medio de las pruebas que se presentan a lo largo de la vida. Ser un ejemplo para los hijos de que, con la ayuda de Dios, podemos superar los obstáculos en el camino.

La esposa trabajadora atiende bien su hogar y lo administra con eficiencia (Proverbios 31:15). Ella es emprendedora y vigila que sus negocios vayan bien (Proverbios 31: 16, 18, 24). Esto nos habla de balance y prudencia ya que esta mujer no descuida una cosa por atender la otra. Es una lección que vamos aprendiendo a lo largo de la vida y que no es fácil de aplicar. Por eso necesitamos estar seguras de conocer el secreto de la mujer virtuosa: ¡ella teme (honra) a Dios! (Proverbios 31:30).

He pasado por diferentes etapas en mi vida como esposa trabajadora: la de trabajar en un empleo fuera del hogar, la de quedarme en mi casa y cuidar a mis niños cuando pequeños, la de trabajar junto a mi esposo en el ministerio de familias y la etapa de emprender un negocio junto a mi esposo. En todas estas etapas he tenido que aprender mucho, pero cada una de ellas es valiosa. Puedo mirar atrás y ver errores que cometí, problemas que superé y logros que pude alcanzar. Hay cosas que ahora entiendo que en un momento dado no entendí, pero en medio de todo, puedo ver la maravillosa gracia de Dios obrando en mi vida. Agradezco a Dios por sostenerme y cuidarme, por ayudarme a madurar, por guiarme a hacer Su buena voluntad. Todavía estoy en proceso, aprendiendo y creciendo. Dios me sigue moldeando.

…pero la mujer que teme al Señor
será sumamente alabada.
Recompénsenla

por todo lo que ha hecho.
Que sus obras declaren en público

su alabanza.
– Proverbios 31:30-31 NTV

Una mujer virtuosa no es producto del azar. Su virtud proviene de su relación con Dios y de hacer todo por Él y para Él. Eso es lo que cambia todo. Eso es lo que hace a una mujer sabia. Caminar en la voluntad de Dios es lo que hará la diferencia. No estamos llamadas a seguir los modelos vacíos que el mundo promueve. Estamos llamadas a ser mujeres virtuosas, que edifican con sabiduría, que aman al esposo y a los hijos, que cuidan de su hogar, que trabajan fuerte con sus manos y con su mente, que emprenden y administran con prudencia. ¡Que Dios nos ayude a deleitarnos en el rol que se nos ha encomendado y a disfrutar la etapa en la que nos encontramos, aprendiendo todo lo que Él quiere enseñarnos en el proceso!

2 thoughts on “La Esposa Trabajadora

  1. ¡Hermoso! Es un verdadero privilegio ser llamadas a tal trabajo. Y definitivamente hay espacio para crecer en este disfrute de nuestro diseño. Qué el
    Señor nos lo conceda.

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