La Resurrección: Más Allá de las Tumbas Vacías

En el relato de la resurrección en el Evangelio de Lucas, encontramos a las mujeres llegando al sepulcro para ungir el cuerpo de Jesús con especias aromáticas. Para su sorpresa, hallan que la puerta de entrada al sepulcro ha sido removida y al entrar no encuentran el cuerpo de Jesús. Entonces dos varones con vestiduras blancas, les hacen la pregunta: “¿Por qué buscan entre los muertos al que está vivo” (Lucas 24:5)? Ante el temor de ellas, los varones les explican que Jesús ha resucitado y les recuerdan las palabras de Jesús de que sería crucificado pero que resucitaría (Lucas 24:6-7).

La pregunta del versículo 5 resuena hasta hoy porque seguimos buscando en tumbas vacías, tratando de encontrar la vida que solo está en Cristo. Nos han vendido tantas ideas que suenan y parecen bonitas, que pudiéramos gastar nuestra vida en una inquieta búsqueda que llene los vacíos de nuestro corazón.

Las tumbas vacías pueden ser: el dinero, el estatus social, la carrera profesional, la auto realización, la salud, inclusive el matrimonio y/o familia. Ninguna de estas cosas en sí mismas, por nobles que parezcan, pueden darnos la vida eterna que nuestra alma anhela. Pudiéramos tener todas estas cosas y si no tenemos a Cristo, no tenemos nada. En esa búsqueda entre “tumbas vacías”, muchas personas viven deprimidas, agobiadas, desesperanzadas, con sus familias y matrimonios destruidos, porque el mundo las ha enfocado en sí mismas. Este punto de vista es esencialmente egoísta (enfócate en ti) y totalmente contrario a lo que enseña el sacrificio de Cristo en la cruz: el amor abnegado.

¿Cuál es entonces la respuesta bíblica a nuestra búsqueda? Necesitamos recordar las palabras de Jesús, necesitamos recordar su sacrificio en la cruz y resurrección que nos dio acceso a la vida eterna. No tenemos que seguir buscando en las “tumbas vacías”, Cristo no está allí y Él es la vida abundante que nuestras almas necesitan. 

  • Es el agua que puede saciar la sed para siempre, como le dijo a la mujer samaritana (“…pero el que beba del agua que Yo le daré, no tendrá sed jamás, sino que el agua que Yo le daré se convertirá en él en una fuente de agua que brota para vida eterna». Juan 4:14).
  • Es en Cristo que todo lo podemos, no es nuestras propias fuerzas (“Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.” Filipenses 4:13).
  • Es en Cristo que encontramos nuestra identidad y por medio de Él es que sabemos que somos amados y aceptados, sin tener que perseguir el mito de la auto realización (“En amor 5 nos predestinó para adopción como hijos para sí mediante Jesucristo, conforme a la buena intención de Su voluntad, 6 para alabanza de la gloria de Su gracia que gratuitamente ha impartido sobre nosotros en el Amado.” Efesios 1:5-6).

La vida que anhelamos se encuentra en Cristo. Caminar en Su voluntad nos da propósito. Vivir bajo su cobertura nos da refugio y aliento en medio de los inevitables sufrimientos que se presentan en el trayecto de nuestro caminar como dice el Salmo 59:16 – “Pero yo cantaré de Tu poder; Sí, gozoso cantaré por la mañana Tu misericordia; Porque Tú has sido mi baluarte Y refugio en el día de mi angustia.”  Recordemos cada día lo que la vida de Jesús logró para la nuestra, lo que implica Su victoria, lo que significa Su gracia. Solo así dejaremos de buscar en las “tumbas vacías” para encontrarnos con Cristo, con Su amor y Su gracia que nos transforma a Su imagen.

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