Pensamiento Contracultural
Timoteo, es bueno que sepas que, en los últimos días, habrá tiempos muy difíciles. 2 Pues la gente solo tendrá amor por sí misma y por su dinero. Serán fanfarrones y orgullosos, se burlarán de Dios, serán desobedientes a sus padres y malagradecidos. No considerarán nada sagrado. 3 No amarán ni perdonarán; calumniarán a otros y no tendrán control propio. Serán crueles y odiarán lo que es bueno. 4 Traicionarán a sus amigos, serán imprudentes, se llenarán de soberbia y amarán el placer en lugar de amar a Dios. 5 Actuarán como religiosos pero rechazarán el único poder capaz de hacerlos obedientes a Dios. ¡Aléjate de esa clase de individuos! – 2 Timoteo 3:1-5
Vivimos en un mundo plagado de contradicciones. Queremos que la gente practique valores pero promovemos anti-valores. Hablamos de tratar bien al prójimo, pero el mensaje que recibimos constantemente está dirigido a resaltar el egoísmo (ponernos en primer lugar a nosotros mismos). Le hemos dado tanta importancia al llamado “amor propio” que nos olvidamos del amor al prójimo.
Queremos respeto hacia la mujer, pero se aplaude la música que la denigra y la objetifica. Lo más lamentable es ver que muchas mujeres lo aceptan como algo normal en lugar de repudiar ese tipo de lírica.
Criticamos la corrupción en el gobierno, pero alabamos al que se “sale con la suya” haciendo trampas. Nos quejamos de lo mal que está la sociedad, pero no estamos dispuestos a actuar de manera correcta para que las cosas cambien.
Esto no es un problema de ahora. Todas la sociedades han enfrentado este tipo de conductas, tal como lo podemos ver en la cita de la carta del apóstol Pablo al joven Timoteo al comienzo de este escrito. Pablo advierte sobre las personas egoístas, amantes del dinero, arrogantes, orgullosos, burlones, ingratos, rencorosos, irreverentes, calumniadores, descontrolados, crueles, imprudentes, soberbios, entregados al placer. ¿Acaso no estamos viendo ese tipo de conductas ser resaltadas e incluso alabadas por los medios en nuestros días? A veces lo hacen de manera sutil, en un anuncio que te dice que “tú eres merecedor de esto o aquello…” En otras ocasiones lo hacen de manera directa cuando halagan a alguna persona famosa por una conducta que incita a la burla, a la irreverencia o al placer descontrolado, por ejemplo. El consejo bíblico es que nos alejemos de personas que practican estas conductas. ¿Por qué? Porque si no estamos apercibidos, nos podemos dejar llevar por esa “mentalidad” y terminar alejados de Dios. Esto no significa que despreciamos a las personas que se comportan de la manera que describe el texto. Podemos ser amables, respetuosos y sobre todo misericordiosos, reconociendo que también fallamos.
Pero la realidad es que necesitamos filtrar a qué nos exponemos, lo que vemos, leemos y escuchamos. Hoy día, nuestra vida está saturada de mensajes por las redes sociales, la televisión, el cine, etc. ¿A quién le vamos a creer? ¿A los que solo les interesa que gastemos nuestro dinero en “sus productos”(ideologías, modas, etc.) o al que ama nuestra alma y murió para salvarnos del pecado?

“No se dejen engañar
por los que dicen semejantes cosas, porque «las malas compañías corrompen el buen carácter».” –
1 Corintios 15:33
No nos dejemos engañar. Los mensajes de moda que nos repiten constantemente mientras están “in” pueden tener “apariencia de piedad”, pero si no están basados en la Verdad, no deben regir nuestras vidas. Solo hay una Verdad que se ha mantenido firme a través de los tiempos y es que la vida verdadera está en Jesucristo (Juan 14:6). Él es el único de que puede regir nuestras vidas de manera que encontremos propósito, paz, gozo y un amor que nunca fallará.
