La Esposa – Buscando la Vida

“¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive?

Lucas 24:5

En el relato de la resurrección en el Evangelio de Lucas, encontramos a las mujeres llegando al sepulcro para ungir el cuerpo de Jesús con especias aromáticas. Para su sorpresa, hallan que la puerta de entrada al sepulcro ha sido removida y al entrar no encuentran el cuerpo de Jesús. Entonces dos varones con vestiduras blancas, les hacen la pregunta: “¿Por qué buscan entre los muertos al que está vivo?” (Lucas 24:5) Ante el temor de ellas, los varones les explican que Jesús ha resucitado y les recuerdan las palabras de Jesús (Lucas 24:6-7).

La pregunta del versículo 5 resuena hasta hoy porque seguimos buscando en tumbas vacías, tratando de encontrar la vida que solo está en Cristo. Nos han vendido tantas ideas que suenan y parecen bonitas, que pudiéramos gastar nuestra vida en una inquieta búsqueda tratanto de llenar los vacíos de nuestro corazón. Se sigue insistiendo en que las mujeres busquen en la “tumba vacía” del “amor propio” sin entender que la única forma de conocer el verdadero amor es conocer a Cristo (Nosotros amamos, porque Él nos amó primero. 1 Juan 4:19). Nos han saturado de mensajes sobre la “auto realización” y la “auto suficiencia”, que son solo otras “tumbas vacías” que al final no brindan satisfacción real.

En esa inquieta búsqueda entre “tumbas vacías”, muchas mujeres viven deprimidas, agobiadas, desesperanzadas, con sus familias y matrimonios destruidos, porque el mundo las ha enfocado en sí mismas. Este punto de vista es esencialmente egoísta (“enfócate en ti”) y totalmente contrario a lo que enseña el sacrificio de Cristo en la cruz: el amor abnegado. La vida que nos ha dado Cristo está llena de oportunidades para darle gloria a Él cuando amamos al prójimo como Él nos amó (Mateo 5:16). Lo que verdaderamente necesitamos es a Cristo en el centro de nuestros hogares. Un encuentro con la vida de Jesús transformará nuestros corazones, nuestros matrimonios y nuestras familias.

Necesitamos recordar las palabras de Jesús, necesitamos recordar su sacrificio en la cruz y resurrección que nos dio acceso a la vida eterna. No tenemos que seguir buscando en las “tumbas vacías”, Cristo no está allí y Él es la vida abundante que nuestras almas necesitan.  Es el agua que sacia la sed para siempre, como le dijo a la mujer samaritana (Juan 4:14). No es nuestra auto suficiencia, sino en Cristo que todo lo podemos (Filipenses 4:13). No necesitamos perseguir el mito de la auto realización porque nuestra identidad está en Cristo y por medio de Él es que sabemos que somos amadas y aceptadas (Efesios 1:5-6). Ya no tenemos que buscar la auto realización en una carrera, título o estatus social. Podemos deleitarnos en el rol de esposa porque conocemos que la Biblia dice que la esposa es un tesoro, corona de su marido, regalo de Dios (Proverbios 18:22, 12:4, 19:14).

La vida que anhelamos se encuentra en Cristo. Caminar en Su voluntad nos da propósito. Vivir bajo su cobertura nos da refugio y aliento en medio de los inevitables sufrimientos que se presentan en el trayecto de nuestro caminar (Salmo 59:16). Necesitamos recordar cada día lo que Su vida logró para la nuestra, lo que implica Su victoria, lo que significa Su gracia. Solo así dejaremos de buscar en las “tumbas vacías” para encontrarnos con Cristo, con Su amor y Su gracia que nos transforman a Su imagen.

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