La escritora analiza la historia bíblica de la tentación de Eva y la relaciona con el concepto de contentamiento, destacando que su tentación surgió del descontento. La autora amplifica que la alegría y la gratitud están vinculadas al contentamiento bíblico. Hace referencia a Proverbios 31, la carta del apóstol Pablo a Filipenses y 1 Timoteo 6, enfatizando las raíces bíblicas del contentamiento y sus implicaciones en la vida diaria para el agradecimiento, el gozo, la paz y la honra de Dios.
