“Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo.”
– 1 Corintios 12:9
La frase “la mejor versión de mí” es una que escuchamos con mayor frecuencia cada vez. Es una de las frases que parece estar “de moda” en la cultura popular. En lugar de repetirla como el papagayo, necesitamos detenernos y pensar en lo que realmente significa esta frase que se está propagando tanto.
Usualmente, esta frase significa que estás dando lo mejor, que te estás superando para lograr lo máximo que puedes dar. Pero ¿qué es lo que está detrás de ese estribillo? Puede ser que pensemos que simplemente queremos ser la mejor esposa, la mejor madre, la mejor cristiana, la mejor hija, la mejor vecina, etc. Podemos estar tomándolo como una frase de motivación para la superación personal. La realidad es que, como cristianas, debemos examinar todo a la luz de la Palabra de Dios. Así que, ¿qué nos dice la Biblia sobre esto?

“El que confía en
su propio corazón es necio;
Mas el que camina en sabiduría será librado.” – Proverbios 28:26
La Biblia enseña que no nos apoyemos en nuestra propia inteligencia, que no nos pensemos sabias en nuestra propia opinión porque el principio de la sabiduría es el temor a Dios. Nuestra confianza no debe estar puesta en nuestras propias habilidades o capacidades, sino en Dios que nos da la sabiduría y las fuerzas para asumir nuestro rol de manera eficiente y eficaz.
Con esto no quiero decir que no debemos tener aspiraciones y metas, sino que, si ponemos la confianza en nosotras mismas, en algún momento vamos a terminar frustradas y agotadas. Necesitamos depender de Dios y nutrirnos del conocimiento que nos provee a través de Su Palabra para que logremos hacer todas las buenas obras que Él ha preparado de antemano para nosotras (Efesios 2:10). Al final, la gloria de cada uno de nuestros triunfos es realmente de Él, porque fue Él quien los pensó, los diseñó y nos encaminó a lograrlos.
En el rol de esposa, el empeño de ser “la mejor versión de mí”, me puede llevar a sentirme profundamente frustrada conmigo misma si no “doy el grado” de los estándares que yo misma me he puesto influenciada por el mundo y por la cultura. O, por otro lado, puedo llegar a enorgullecerme de lo que he logrado como la “mejor versión de mí”, comparándome con otras personas (entre las cuales pudiera estar mi esposo), afectando así las relaciones con los demás. Peor aún es que mi relación con Dios es la más impactada porque nunca estaré a la altura de Su perfección y pensaré que Él está continuamente decepcionado de mí.
Este tema me hace pensar en Marta. La Biblia dice que ella estaba muy afanada y turbada porque quería servir bien a Jesús. Ella quería darle lo mejor que pudiera. Sin embargo, Jesús mismo le dice: “Marta, Marta, afanada y turbada estás con muchas cosas. Pero solo una cosa es necesaria; y María ha escogido la buena parte, la cual no le será quitada.” Lucas 10:41-42 La mejor parte, la que escogió María, fue estar a los pies de Jesús para escuchar Sus enseñanzas. Al profundizar en nuestra relación con Jesús nos daremos cuenta de que Él es mucho mejor que la mejor versión de nosotras mismas. Más tarde, en el recuento bíblico, encontramos a Marta nuevamente. Cuando Lázaro muere, sus aseveraciones hacia Jesús demuestran que ella había creído en Él y conocía quien era. Luego de la resurrección de Lázaro, se menciona de nuevo a Marta sirviendo en una cena, pero en esta ocasión no se destaca que estaba afanada o turbada. Podemos pensar que hubo un cambio en Marta desde que Jesús la confrontó con su empeño de ser la mejor anfitriona. El Evangelio transforma nuestra forma de pensar y nuestro carácter para que seamos más como Cristo.

“Todo el día, todos los días,
el evangelio es una invitación a dejar de intentar ser mejores versiones de nosotras mismas.
En cambio, somos invitadas a confiar en Jesús para hacernos más parecidas a lo mejor de lo mejor, Él mismo.” – Erin Davis
“Todo el día, todos los días, el evangelio es una invitación a dejar de intentar ser mejores versiones de nosotras mismas. En cambio, somos invitadas a confiar en Jesús para hacernos más parecidas a lo mejor de lo mejor, Él mismo.” – Erin Davis
Esta cita de Erin Davis (autora, bloguera, oradora y colaboradora del Ministerio Aviva Nuestros Corazones) me parece excelente pues encierra una poderosa verdad. El Evangelio nos invita a confiar en Jesús y nos enseña a parecernos más a Él y eso sí que es lo mejor que nos puede suceder. Reflejar a Cristo en nuestras relaciones debe ser una de nuestras prioridades: Su amor, gracia, abnegación, humildad, entrega, servicio al prójimo y muchas más enseñanzas que podemos encontrar en el maravilloso tesoro que es Su Palabra.
Estamos llamadas a vivir para agradar a Cristo y no a la cultura. En un tiempo que nos vende tantas “mentiras bonitas”, busquemos la verdad en la eterna Palabra de Dios. Podemos tener la seguridad de que Su poder se ha de perfeccionar en cualquiera que sea nuestra debilidad.
