Disfrutando el Matrimonio

“Disfruta la vida con la esposa que amas, todos los días de tu corta existencia que Dios te permite vivir bajo el sol. Eso es lo que te corresponde de tu vida y tu trabajo bajo el sol.”

– Eclesiastés 9:9

En el año 2020 estábamos planificando unas vacaciones familiares que fueron canceladas debido a la pandemia. Mi esposo y yo no habíamos tomado vacaciones desde febrero del año anterior, así que eso significó que continuáramos trabajando todo este tiempo, tomando solo algunos cortos recesos de fines de semana en el área local. Cuando llegó el momento de planificar las vacaciones este año, les confieso que me sentí ansiosa. La seguridad de la rutina diaria y la familiaridad del ajetreo brindan cierto tipo de anclaje en el que me sentía cómoda, aunque estuviera agotada. Tuve que orar y pedir oración por esto ya que quería pasar un buen tiempo junto a mi esposo y familia. Dios contestó mi petición y tuvimos unas vacaciones muy agradables. Y este es mi primer blog luego de las vacaciones.

Como dice la Biblia en Eclesiastés, la vida bajo el sol es corta y se nos ha llamado a aprovecharla bien. Parte de eso es criar a nuestros hijos, el trabajo que realizamos, el ministerio en el cual servimos, pero también se nos llama a disfrutar nuestro matrimonio. A veces, podemos enredarnos tanto en la rutina y el ajetreo diario que nos olvidamos de disfrutar la relación con el esposo. Dejamos de sentarnos a conversar calmadamente y soñar juntos. Eso nos puede llevar a perder la esencia del compañerismo matrimonial que estamos llamados a modelar.

Las parejas cristianas casadas tienen la encomienda de mostrar el amor de Cristo por su Iglesia a través de su relación (Efesios 5:31-32). Esto es un proyecto de vida que se edifica día a día cuando confiamos en Dios como centro de nuestros matrimonios y permitimos que nuestro carácter sea formado conforme al de Cristo. Es un proceso de aprender a amar y a respetar. Es trabajar juntos con paciencia. El matrimonio es un deleite y una bendición de Dios, contrario a lo que proclama el mundo sobre el matrimonio. No es “echarse la soga al cuello”, es hacer un pacto para toda la vida en el que esposo y esposa se acompañarán en toda situación, caminando juntos y disfrutando de su amor, respeto, amistad y fidelidad.

“Así que sé feliz con tu esposa,
disfruta a la mujer con la que te casaste de joven…” – Proverbios 5:18

Aprender a disfrutar con el cónyuge en la vida diaria brinda valiosas ganancias para la relación. La unión y la cercanía emocional se fortalecen, la intimidad crece y el matrimonio se solidifica. Las experiencias compartidas son un pegamento esencial para la relación, pero no tan solo las difíciles, sino también aquellas que nos han hecho reír y gozar juntos. Dediquemos tiempo a observar al esposo, orar por él y con él, escuchar sus anécdotas, reír de sus ocurrencias, hablar de sueños y metas, hacer planes y juntos lograrlos, porque disfrutar del matrimonio no es algo que podemos hacer solo cuando vamos de vacaciones, sino a diario.

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