“Se levanta aun de noche
Y da comida a su familia…” – Proverbios 31:15
El hogar de la esposa virtuosa está bien atendido. Ella se ocupa de cuidar a su familia de la manera que sea necesaria para asegurar su bienestar. En ella vemos una buena disposición para todo lo que hace. La motivación para actuar así, es el amor. El amor que se expresa libre de egoísmo, sin motivaciones escondidas, por el bien de los demás.
Nos ha tocado vivir un tiempo muy singular, en el que cada familia se ha tenido que aislar en sus casas para evitar que continúe el contagio con el COVID-19. Esto provoca que probablemente, muchas familias estén experimentando algo que no es lo acostumbrado. Estar juntos todo el tiempo. La esposa, el esposo, los hijos, todos juntos a la misma vez en la casa.

“Está atenta a todo lo que ocurre en su hogar,
y no sufre las consecuencias de la pereza.” –
Proverbios 31:27
Esto puede ser una gran oportunidad para conectar como matrimonio y como familia. Sin embargo, también puede estar lleno de retos. La incertidumbre, el temor de malas noticias, la falta de costumbre de estar juntos todo el tiempo, los hábitos particulares de cada miembro de la familia, entre otras cosas, tienen el potencial de presentar retos que pudieran producir tensión y malestar entre la pareja o con los niños.
¿Cómo lidiamos con esto? Es esencial que tengamos la perspectiva correcta. Miremos los retos como oportunidades para crecer en paciencia, tolerancia y comprensión hacia esos seres que amas tanto. Aprovecha las ocasiones que se te presentan para servir. Habla palabras de fe, ora con tu esposo y con tu familia. Escuchen juntos los mensajes que los Pastores de su Iglesia Local estén transmitiendo para enseñar la Palabra y dar aliento a la congregación.
Cuando enfrenten momentos de tensión, practica el dominio propio que Dios te ha dado, toma un tiempo para calmarte, orar y luego continuar. No permitas que el flujo constante de información negativa sea la norma en tu hogar. Puedes poner pausa a los medios sociales y a la televisión y disfrutar una tarde de lectura, juegos, risas y conversaciones con tu familia. Ocupa tu tiempo en lo que aprovecha para la vida eterna. Lo que siembras en el corazón de tu esposo y de tus hijos tiene trascendencia eternal.

“Sus hijos se levantan
y la llaman bienaventurada,
también su marido, y la alaba diciendo:
Muchas mujeres han obrado con nobleza,
pero tú las superas a todas.” –
Proverbios 31:28-29
En lugar de mirar a tu esposo y a tus hijos como los que interrumpen tu tranquilidad y tu agenda, decide mirarlos con el amor que la esposa virtuosa manifiesta por su familia. Proponte pasar este tiempo cimentada en la gracia de Dios, que es la que te da la fortaleza para lidiar con cada situación. Te darás cuenta de que las quejas disminuirán y que comenzarás a disfrutar mucho más el tiempo que pasas al lado de tu familia. Podrás experimentar lo que es gozar a plenitud de la herencia que el Señor le ha dado a tu esposo y a ti.