“Busqué al Señor, y Él me respondió,
y me libró de todos mis temores.” – Salmo 34:4
Todas estamos expuestas a experimentar temor. El temor se asoma a nuestras vidas de diferentes maneras. Puede que sea debido a situaciones familiares, a un futuro que nos parece incierto, a una enfermedad en nuestro cuerpo o de un ser amado, a la pérdida de la residencia, el empleo, negocio o proyecto, entre muchas otras razones. La manera que enfrentamos nuestros temores es lo que verdaderamente nos librará de ser esclavas de esos miedos que nos acechan.
Vivir atemorizadas es una forma de esclavitud pues nos priva de la libertad de una vida plena. Dios nos ha llamado a conocer la verdad, porque la verdad nos hace libres. Como dice el verso que compartimos al principio, es en la búsqueda de Dios que somos libradas de todos nuestros temores. Necesitamos acudir continuamente a Dios, a su Palabra y mediante la oración. Su Palabra es una fuente constante de esperanza y fe que nos lleva a la verdad que nos libera del temor. Mediante la oración, podemos hablar con Dios como nuestro Amado Padre, que nos escucha y atiende nuestro clamor. En Él encontramos quietud para nuestros corazones.

“Pero cuando tenga miedo,
en ti pondré mi confianza.” – Salmo 56:3
Al enfrentar una nueva etapa en medio de esta pandemia mundial debido al Covid-19, puede que te agobie el temor. Pero puedes depositar tu confianza en Dios. El que te ha guardado hasta ahora, lo seguirá haciendo. Él siempre ha estado en control. Podemos enfrentar las próximas semanas con esperanza, agradecidas del tiempo especial que hemos podido compartir en el hogar con nuestra familia. Algo que he observado en este tiempo de “cuarentena” es que muchas más personas han acudido a la Palabra de Dios en busca de consuelo para sus corazones angustiados. Si has establecido una rutina personal o familiar de lectura de la Biblia procura no descuidarla. Que se haga parte de la vida diaria, tal como los alimentos que ingerimos para nutrir nuestro cuerpo físico, que busquemos el alimento espiritual en la Palabra.
Al seguir tomando las precauciones indicadas, debemos mantener la confianza en Dios, no en lo que nosotros hagamos o dejemos de hacer. Puede que nos ataque el temor al pensar que nos descuidamos o nos equivocamos en algo. Esos son los momentos para recordar que no dependemos de nuestras propias fuerzas (de nuestras habilidades o competencia), sino que tenemos que depender de Dios. Experimentaremos paz en medio de un ataque de temor cuando recordemos que no tenemos la capacidad de controlar todo, pero nuestro Padre Celestial nos cuida y todos sus planes para nosotros son mejores que los nuestros.

“Se reviste de fuerza y dignidad,
y afronta segura el porvenir.” – Proverbios 31:25
La única manera de hacerle frente al temor es confiando en Dios, poniendo nuestra esperanza en Él. Cuando seguimos Su consejo, estaremos caminando en Su voluntad, que es buena, agradable y perfecta. La paz que sobrepasa todo entendimiento guardara nuestros corazones en medio de toda circunstancia que pretenda atemorizarnos. La mujer virtuosa enfrenta el porvenir con seguridad porque su confianza esta en Dios.