La Esposa y la Oración

“La oración es un medio de gracia sustentadora.
Así que, mientras más oramos por otros,
aún más Dios nos sostendrá durante nuestro propio dolor.” Joni Eareckson Tada

La oración es el medio por el cual nos comunicamos con Dios con la completa confianza de que Él nos escucha, atiende y nos brinda la maravillosa oportunidad de profundizar en nuestra relación con Él. Dios está disponible en todo tiempo y en todo lugar, no requiere formalidades o intercambios. Podemos acudir a Él como nuestro Padre (Gálatas 4:6). A través de la oración, tenemos la oportunidad de orar por nuestras peticiones personales, por otras personas y necesidades de la Iglesia, de la comunidad y la sociedad.

Orar por otros es una manera de mostrar amor. En el caso de las esposas y madres, orar por los esposos y los hijos es parte integral de cada oración. Es necesario que oremos por nuestro matrimonio, que Dios nos ayude a caminar como mujeres sabias que edifican su casa, que guíe al esposo y le fortalezca para ejercer su llamado. Recuerda lo que mencionamos en la publicación pasada: una de las maneras de mostrar respeto a tu esposo y que se sienta amado, es orar por él, en lugar de criticarlo. Si tienes preocupaciones referentes a tu matrimonio, ora por ellas antes de dialogar con tu esposo. Por medio de la oración, Dios nos ayuda a poner las cosas en perspectiva y a examinar nuestro propio corazón, de manera que cuando dialoguemos con el esposo, sea una conversación amable, comprensiva y productiva.

Siempre es importante orar por la protección de Dios sobre nuestros hijos, pero no solamente física, sino también espiritual, mental y emocional. Que Dios nos dirija para criarlos en Su camino de tal manera que cuando sean mayores, no se aparten de Él. Esto implica que permitamos que el Señor nos haga sensibles hacia cuáles son los dones y el llamado de nuestros hijos y que podamos ayudarlos a desarrollarse en los mismos. Así como la abuela y la madre de Timoteo guiaron a este joven a crecer en la fe y que luego se convirtiera en pastor de una de las iglesias que plantó el Apóstol Pablo. También es necesario que oremos por su futuro, por su pareja idónea, que sea alguien que ame a Dios sobre todas las cosas.


Porque tengo presente
la fe sincera que hay en ti,
la cual habitó primero en tu abuela Loida y en tu madre Eunice,
y estoy seguro que en ti también.
2 Timoteo 1:5

Puede que, como me ha ocurrido a mí, hayas tenido temporadas en las que tu vida de oración ha sido más ferviente y otras en las que ha decaído. Entonces ocurre algún evento de imprevisto que conmociona tu vida y te das cuenta de la necesidad de orar siempre y no desmayar. Ese tiempo de oración marca una diferencia en nuestro diario vivir. Y sí, podemos orar para que Dios nos ayude a ser diligentes en la oración. En una ocasión, copié la siguiente cita durante una predicación: “La oración debe ser la constante compañía de aquel que atraviesa el quebranto.” No estoy segura de quien la dijo, pero estoy segura de que es completamente cierta. En medio de las situaciones más difíciles que nos ha tocado enfrentar, podemos testificar una y otra vez, que el clamar al Señor ha sido nuestro sustento.

Tengamos en nuestra mente y en nuestro corazón la certeza de que la oración es un medio de gracia sustentadora. ¡Cuán bendecidas somos cuando alguien nos dice que estuvo orando por nosotras! Demos de gracia lo que por gracia recibimos, sostengamos a otras personas en oración también. Quizá nunca conocerás todos los testimonios, pero cuando Dios te inquiete a orar por alguien, detente y hazlo. Aprendí de Nancy Demoss que cuando una persona te pida oración, ores en ese mismo instante. Recuerda que puedes orar en cualquier lugar, en silencio si es necesario, tienes ese acceso libre al Padre. Si no logras enterarte de lo que ocurrió con esa oración, puedes estar tranquila. Los planes de Dios son buenos y todo es para Su gloria.


Nunca dejen de orar. –
1 Tesalonicenses 5:17

Te invito a profundizar en tu vida de oración. Puedes hacer un diario de oración si lo deseas y así podrás leer en unos meses cómo Dios va transformando tu corazón y contestando tus peticiones. La Biblia nos exhorta a orar sin cesar. Que la oración sea parte de nuestra vida. Recuerda que la esposa virtuosa es una mujer que honra a Dios.

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