La Esposa Abnegada en un Mundo Egoísta

“El amor no es descortés ni egoísta.” – 1 Corintios 13:5

El mundo en que vivimos está enfocado hacia el egoísmo que es lo contrario a la abnegación (sacrificarse, renunciar a sus deseos o intereses). Tanto publicaciones serias, como publicaciones más casuales nos llaman continuamente a pensar en nosotras mismas y a ponernos en primer lugar. A veces parecen frases muy justas y honorables, pero su raíz es el egoísmo, lo cual las hace dañinas para nuestra alma.

En el Edén, Eva pecó porque fue tentada a pensar en ella y olvidar los mandamientos de Dios. El enfoque fue ella y lo que ella podía llegar a ser si comía del fruto (ser como Dios). Hay un gran engaño que está saturando una gran cantidad de los mensajes que recibimos y se viste de realización personal, de amor propio, de buscar lo nuestro, sin pensar en los demás. Un engaño que al final nos lleva al egocentrismo, a creer que merecemos todo lo que queremos y, finalmente puede llevar a la pérdida de nuestras relaciones.


“Pero la serpiente le dijo a la mujer:
—¡No es cierto, no van a morir!

Dios sabe muy bien que,
cuando coman de ese árbol,
se les abrirán los ojos
y llegarán a ser como Dios,
conocedores del bien y del mal.” –
Génesis 3:4-5

Una lección que se nos hace difícil entender es que el amor que nos enseña la Palabra no busca lo suyo. Nuestra tendencia es buscar satisfacer nuestros propios intereses, y los medios la alimentan, sin mostrar las consecuencias que provocará nuestro egoísmo. Si anhelamos obedecer a Dios en nuestro matrimonio, necesitamos despojarnos de todo eso que hemos aprendido a lo largo de la vida y dejar de ponernos en primer lugar. La relación con el esposo merece ser prioridad en nuestras vidas.

Si pensamos en nosotras mismas solamente, el matrimonio se convertirá en una lucha de poder. La intención de Dios para el matrimonio nunca fue que los cónyuges lucharan por quien es más importante de los dos, sino que se honraran mutuamente a pesar de sus imperfecciones.

Necesitamos conocer la Palabra para poder identificar el engaño del mundo. Cuando leemos la Biblia y la escudriñamos, encontramos continuamente que el amor se trata de ir más allá de una misma, que se trata de una entrega respetuosa a tu cónyuge. La Biblia nos enseña que Jesús dio un mandamiento nuevo y es que amemos al prójimo como Él nos amó. ¿Cómo nos amó Jesús? Hasta el final. A pesar de nuestras imperfecciones. Su amor fue abnegado, sacrificado. Él renunció a su propia voluntad por hacer la del Padre (Lucas 22:42).

“Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros;
como yo os he amado,
que también os améis
unos a otros.” – Juan 13:34

Recordemos que la enseñanza bíblica es superior a cualquier enseñanza de este mundo. El amor abnegado de Jesús es nuestra inspiración y ejemplo para seguir. El mundo nos dice que busquemos nuestro propio beneficio; la Biblia nos enseña que el amor no busca lo suyo. El mundo nos llama a amarnos a nosotras mismas; la Biblia nos enseña a amar a Dios sobre todas las cosas y amarnos unos a otros como Cristo nos amó. El mundo nos llama a la realización de nuestros deseos personales; la Biblia nos enseña a cumplir la voluntad del Padre, que es buena, agradable y perfecta (Romanos 12:2).

El camino de la esposa abnegada se enfoca en seguir el ejemplo de Jesús, en escuchar Su llamado y dar fruto conforme a la semilla de la Palabra de Dios. La esposa virtuosa de Proverbios 31 es un reflejo de una mujer abnegada cuyo fundamento es honrar a Dios. Nuestra esperanza no reside en nosotras mismas, sino en Cristo y su maravillosa obra en nuestras vidas. ¡Caminar en pos de Él nos aleja del mundo y nos lleva a Su vida abundante!

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