“En ella confía el corazón de su marido, y no carecerá de ganancias.“
Proverbios 31:11
Uno de los primeros puntos que destaca el pasaje de la mujer virtuosa es que su esposo puede confiar plenamente en ella (Proverbios 31:11). La confianza es esencial para que la relación matrimonial funcione efectivamente. El matrimonio es un regalo de Dios. Poder compartir la vida con el esposo es una bendición que debemos reconocer y agradecer. Una unión matrimonial fuerte nos da la oportunidad de tener a alguien con quien podemos contar, que conoce nuestros mejores momentos y también los peores, y nos ama en ambos. En un matrimonio fundamentado en el amor y el respeto, los cónyuges tienen la libertad de ser honestos el uno con el otro y expresar sus más profundas vivencias. A esto se le llama vulnerabilidad.
La vulnerabilidad es una de las cosas que hace que compartir la vida con alguien que ha hecho un pacto de estar contigo en las buenas y en las malas, sea algo maravilloso. Me deleita pensar en todas las cosas que hemos descubierto juntos mi esposo y yo. Por ejemplo, edificar nuestro hogar como recién casados, la llegada de nuestros hijos, las bendiciones y desafíos de la crianza en sus diferentes etapas, las vacaciones juntos… También hemos compartido las frustraciones, los desaciertos, los fracasos, las etapas de incertidumbre. Pero puedo decir con certeza que hemos disfrutado nuestra vida matrimonial desde la juventud, lo cual es un privilegio. Este año celebraremos nuestro aniversario 29 y obviamente, ya no somos tan jóvenes. Ahora también nos contamos las dolencias físicas que van surgiendo con los años, otro tipo de vulnerabilidad que, en lugar de incomodarnos, puede acercarnos más para cuidarnos mutuamente de acuerdo a lo que sea necesario.
Al “mirar” nuestro matrimonio, puedo ver el papel esencial que tiene la vulnerabilidad en una relación duradera. Para ser vulnerables, hay que tener una buena base de confianza el uno en el otro. Es importante recalcar que el pacto matrimonial está diseñado para crear ese fundamento. El poder descubrir nuestros corazones nos conecta de una manera extraordinaria. Conocer los sueños y anhelos profundos del cónyuge, sus temores y debilidades. Poder consolarlo cuando ha sido traicionado, animarlo cuando atraviesa una crisis. Orar juntos por las peticiones que solo Dios conoce aparte de los dos. Que seas la que lo ha visto llorar y también la que ha compartido sus mayores alegrías. Es una conexión para ser disfrutada en un vínculo en el que fluye una relación de amor y respeto, que es lo que ordena la Biblia (Efesios 5:33).

“En todo caso, cada uno de vosotros ame también a su mujer como a sí mismo, y que la mujer respete a su marido.” – Efesios 5:33
Esta hermosa verdad nos refleja el corazón de Dios para el matrimonio. Como he repetido y repetiré en numerosas ocasiones, el matrimonio cristiano debe ser un ejemplo del amor de Cristo por la Iglesia. Así como Cristo siempre está ahí presente para escucharnos cuando clamamos en nuestras crisis, para consolarnos cuando lloramos por el dolor del fracaso, para protegernos cuando el temor nos agobia, los cónyuges estamos llamados a estar presentes el uno por el otro en esos momentos de vulnerabilidad. Puede que a veces no sepamos qué decir, pero podemos abrazar; quizás a veces no sepamos qué hacer, pero podemos orar juntos.
Un matrimonio sólido puede disfrutar del poder de la vulnerabilidad porque sigue la enseñanza bíblica de mostrar misericordia, gracia y amar incondicionalmente. Dios nos mostró misericordia, que es no tratarnos cómo nos merecíamos (Romanos 11:32). Nos otorgó Su gracia, que es extendernos un favor inmerecido (Efesios 2:5 y 8). Y, por si fuera poco, nos ama incondicionalmente, es decir, a pesar de nuestra frágil condición, la cual nos hace fallar y pecar a menudo (Romanos 5:8). En Su maravillosa bondad, Él ve nuestra vulnerabilidad y no nos deja como estamos, sino que nos transforma a la imagen de Su hijo.

“Y cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos y azotaron aquella casa; pero no se cayó, porque había sido fundada sobre la roca.” _ Mateo 7:25
Cuando la esposa y el esposo se muestran misericordia, gracia y se aman incondicionalmente, tienen la libertad de ser vulnerables porque tienen la certeza de que su unión está sostenida sobre el poderoso fundamento de la Palabra de Dios. Una relación como ésta podrá recibir embates y enfrentar dificultades, pero se mantendrá firme porque está cimentada sobre la Roca. Ambos reconocen que no son perfectos y que están en proceso de madurar lo cual les ayudará a ser transformados individualmente y a crecer como pareja.
Más allá de ser un problema, la vulnerabilidad es beneficiosa para el matrimonio que la utiliza para construir la confianza mutua. La esposa puede desempeñarse en su rol de ayuda idónea al alentar al esposo a superarse y el esposo puede liderar la relación de manera bíblica, sana y responsablemente. Es así como el matrimonio glorifica a Dios, reflejando la unión de Cristo y la Iglesia. Que podamos vivir en nuestros matrimonios el poder la vulnerabilidad y el gozo de glorificar a Cristo con nuestra relación.