La Esposa – Al iniciar el Nuevo Año

¡El fiel amor del Señor nunca se acaba!
Sus misericordias jamás terminan.
Grande es su fidelidad;
sus misericordias son nuevas cada mañana. –
Lamentaciones 3:22-23

Cuando inicia un año, muchas de nosotras trazamos metas que queremos alcanzar. Muchas personas ven este tiempo como nuevas oportunidades, nuevos comienzos que brindan esperanza. Cada día en Dios está lleno de esperanzas porque cada mañana se renuevan sus misericordias. Podemos depender de Él día a día. Vivimos en el refugio de Su gran fidelidad.

Con esta confianza, podemos caminar hacia nuestras metas. Podemos establecer metas personales, de matrimonio y familia. Una excelente meta personal es crecer en nuestra relación con Dios a través de practicar las disciplinas de la oración y lectura de la Biblia. Si deseas fortalecer tu matrimonio, puedes comenzar con una meta sencilla como dialogar con tu cónyuge a diario sobre cómo le fue su día, lo cual les llevará a mejorar la comunicación. Si deseas desarrollar la fe en tu familia, pueden establecer la meta de orar todos juntos una vez al día y compartir testimonios de las peticiones contestadas. Sobre todo, es necesario orar y pedirle a Dios que nos dirija en todo para que el propósito de Dios se cumpla en nuestras vidas durante este nuevo año.

Es necesario que seamos intencionales sobre cada meta trazada. Por ejemplo, si la decisión es crecer en tu vida de oración, hay que sacar el tiempo todos los días y dedicarlo a la oración. Así mismo con cada meta. Que no se quede en un “deseo” que te gustaría cumplir. No desperdiciemos la oportunidad que tenemos, sino disfrutemos de las nuevas misericordias que se nos otorgan para vivir cada día.

“Dios está obrando entre ustedes.
Él despierta en ustedes el deseo de hacer
lo que a él le agrada

y les da el poder para hacerlo.” –
Filipenses 2:13

Durante este año, mantengamos nuestros corazones a la expectativa de lo que Dios quiere hacer en nosotras y a través de nosotras. Pidamos discernimiento para identificar oportunidades que Dios coloca en nuestro camino para hacer el bien, especialmente en nuestros hogares. A veces pensamos que tenemos que hacer grandes cosas para poder hacer una diferencia en el hogar, cuando realmente lo que el esposo y los hijos necesitan es que les mostremos el amor de Cristo y eso lo podemos hacer diariamente aprovechando cada oportunidad que se nos presenta, por sencilla que parezca.

Hace varios años leí un libro que hablaba de la gran diferencia que pueden hacer los pequeños pasos que damos hacia las metas que Dios ha puesto en nuestros corazones. Alcanzar una meta comienza con un pequeño paso cada día, una decisión de realizar un cambio sencillo en la rutina diaria. La Biblia nos enseña que Dios pone en nosotros el anhelo de hacer su buena voluntad y que también nos da la habilidad para hacerlo.


SEÑOR, tú cumplirás
lo que has prometido hacer para mí.
SEÑOR, tu fiel amor es para siempre;
por eso sé que no abandonarás

a quienes tú mismo creaste. –
Salmo 138:8

Recordemos siempre que de lo poco, de lo pequeño, Dios puede hacer algo grande, como lo hizo Jesús al multiplicar cinco panes y dos peces para alimentar una multitud. Podemos tener entera confianza de que Dios nos guiará a cumplir Su propósito. Escuchemos Su llamado y obedezcamos. Solo así lograremos experimentar el fortalecimiento que deseamos ver en nuestros matrimonios y hogares.

¡Feliz Año Nuevo, sostenidas en Cristo!

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