El corazón abriga nuestros pensamientos, emociones y actitudes. La Biblia nos aconseja que lo guardemos como una fuente de vida. Dios nos llama a examinar el corazón para que podamos someter lo a Él. Nuestro comportamiento y nuestras palabras son transformados cuando permitimos que la Palabra de Dios nos guíe. De esa misma manera, también los matrimonios pueden ser transformados.
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