Durante el transcurso del matrimonio, hay momentos en los que nos gustaría “mejorar” al esposo para que piense o actúe de la manera que nosotras queremos. Pero la realidad es que somos imperfectas y no estamos llamadas a cambiar el carácter del esposo, sino amarlo, respetarlo y confiar que el Espíritu Santo lo transforme para que se parezca más a Cristo.
View post to subscribe to site newsletter.