Dios nos dio la capacidad de entender que hay un pasado, un presente y un futuro, pero no podemos comprender todo lo que Dios ha hecho en la eternidad. Quizás por eso en ocasiones se nos hace difícil disfrutar el presente con todo lo que implica y nos aferramos a las memorias del pasado o nos enfocamos en soñar con el mañana. Por la gracia de Dios, podemos aprender a deleitarnos en la etapa que estamos viviendo, aprovechando al máximo lo que Él desea mostrarnos.