Los hijos son una bendición y criarlos es una aventura maravillosa. Cada etapa es especial y verlos crecer para convertirse en adultos es un privilegio. Siempre seremos mamá y papá para ellos, lo cual significa que tenemos la responsabilidad de seguir dándoles buen ejemplo y guiándolos hacia Cristo.
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En el hogar es donde se nutren las relaciones. Cuando utilizamos los dones, talentos y habilidades que Dios nos ha dado para bendecir a nuestra familia, estamos brindándoles el alimento espiritual que les es provechoso para la vida.
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En estos días en los que el tema de la enseñanza de valores se ha tornado tan controvertible, la verdad de la Palabra se hace más esencial que nunca. La respoinsabilidad de educar a los niños corresponde a sus padres y madres. La esposa y el esposo necesitan trabajar como uno solo para cumplir esta responsabilidad efectivamente.
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Familias Efectivas